domingo, 21 de noviembre de 2010

Historias desde la barra (el hombre que abrazaba a las farolas)

Se llama Daniela. Es con la única mujer con la que mantengo una conversación ultimamente. Es la camarera del bar donde me emborracho.
Recuerdo que empecé a beber para celebrar algo, luego al tiempo bebía para olvidar y ahora resulta una simple cuestión de inercia. Como comer, dormir o masturbarse.

Daniela es más guapa copa tras copa, tiene un hermoso perfil derecho y una especie de lunar no catalogado en la sien izquierda que parece tener vida propia.
He dormido alguna vez en su cama pero jamás hubo sexo, nos hemos besado en alguna ocasión pero nunca hubo lengua, le he mencionado a veces que la quiero pero con la credibilidad nula que da el tequila.

Lo cierto es que echo mucho de menos a Laura, cuando estoy verdaderamente triste o nostálgico voy al cementerio, escarbo la tierra con las uñas y le hago el amor a su esqueleto. Es asquerosamente romántico.

El hombre del fondo, el del sombrero, solo bebe vino. Apenas habla, comenzó a venir cuando su mujer lo abandonó por un abogado corrupto, luego se compró un perro que acabó atropellado por un autobús cargado de niños de preescolar. Ahora tiene una tortuga, duerme en el bolsillo de su chaqueta y se llama Frida.

Laura decía que las cosas realmente importantes estaban en los bolsillos. El dinero, las llaves, las cartas de amor.

Era la única mujer que he conocido que no usaba bolso.

- Me hubiera gustado tanto conocer a esa Laura de la que tanto hablas- Ha repetido en numerosas ocasiones Daniela.

Es una frase llena de ignorancia, Laura, con solo su presencia ya acomplejaba a la mayoría de las mujeres.

La señora obesa que acaba de entrar se llama Olga, es hija de un padre ruso y una madre ucraniana, bebe vodka sólo y sola, a raíz del cuarto chupito comienza a gritar frases en su idioma, que por el tono adquirido los que allí nos encontramos agradecemos el no poder traducir.

A veces cuando está de humor enseña las tetas y se lleva una ovación, incluso en ocasiones invita al personal a manosearlos, son como dos globos aerostáticos desinflados que bailan al descompás el uno con el otro.

Olga es lesbiana aunque solo folla con hombres, la realidad es que la mayor parte de las mujeres son inteligentemente selectivas.

Supongo que es esa una de las razones por la que estoy sólo.

Todas las noches en mi regreso a casa, la calle se me hace demasiado larga y siempre antes de llegar acabo abrazado a alguna farola, ya no lucho contra el equilibrio, ni siquiera lo busco, es él quién me intenta encontrar sin demasiado éxito.

Sé que en mi hogar me esperan las ventanas para invitarme al suicidio, siempre antes de salir me preocupo de subir las persianas, para que a mi llegada la muerte no deje nunca de jugar sus cartas y conserve su fuerza como opción.

Y es que al fin y al cabo casi todo en esta vida, al final sólo depende de un salto.




Continuará....supongo.

4 comentarios:

  1. "Ese es el problema con la bebida, pensé, mientras me servía un trago. Si ocurre algo malo, bebes para olvidarlo; si ocurre algo bueno, bebes para celebrarlo; y si no pasa nada, bebes para que pase algo" Charles Bukowski.

    Me gustó mucho, pero lo que más, el final. Ya se te echaba de menos...

    saludos

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  2. Noto un in crescendo que me ha encandilado.
    Chapeau.

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  3. Me gusta, ya lo sabes.
    Pero prefiero los tonos morados, amarillos y centelleantes de tus poemas...

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  4. Salud, acabo de descubrirte en una mudanza emocional, me imagino que estás hecho de plástico de pompitas. Puro vicio, leerte.

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