Podía haberse llamado Ana o luna o Cristina o Laura, bueno tal vez Laura no pero podía haberse llamado amor en los desayunos y cariño en las cenas y te quiero tanto que ya no me quiero ni a mí el resto de mis días.
Pero no. Se llamaba Olga, simplemente.
Y tenía los ojos tan llenos de primaveras muertas que en su piel siempre era verano, con incendio en el monte de venus incluido.
Yo que entre mi multitud de de fectos tenía aquel de enamorarme de todas las mujeres que esperan el autobus me enamoré de ella.De ella y de todo el aire que separaba su piel de mi piel.
Porque ella era mía incluso antes de que su madre aquella noche de vodka dejó que se corrieran dentro. Pero no lo sabía, ni yo se lo dije.
Se limitó a bostezar mientras el autobus paraba a sus pies y un chofer con bigote, comenzó a soñar que la próxima estación de esa mujer que subía los escalones como si estuviera haciendo un casting para una película danesa era su cama.
Desde la ventanilla mientras un cigarro me fumaba por dentro me regaló su sonrisa y allí entre sus dientes cabía el primer desnudo de Marilyn, la tercera o cuarta escena lésbica de una tal Angelina y el baile más pornográfico de una colombiana sin espina dorsal.
Y se marchó, sin más, como se marchan todas las cosas que amo en esta vida.
Tan bella, tan suya, tan Olga. Simplemente.
No si es que a mi los relatos de amor meláncolicos me encantan.
ResponderEliminarUfff pues me parece que me va a gustar más este blog, porque me ha puesto los pelos de punta y encima toy un poquito sensible hoy con eso de que tengo la cosa de todos los meses.
Mamá mía pedazo relatooooo.
Me encantaaaa.
Un besote y a ver si escribes otro prontitooooo.
Fdo: Susi
Buen inicio.
ResponderEliminarSLDS!
¨Verde que te quiero verde...¨
ResponderEliminarbeso
Un buen comienzo sin duda...
ResponderEliminarlleno de colores nuevos.
Un saludo
Bueno...si tu lo dices.
ResponderEliminarEm...la poesía se te da mejor
saludos de tu crítica más feroz
A mi no me engañas, esto tambien es poesia!
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